Todos queremos lo mismo

Todos queremos lo mismo

Hola, queridos amigos de la Naturaleza, queremos compartir una idea que seguramente sabemos casi todos, pero que muy frecuentemente olvidamos.

A todos nos pasa que de vez en cuando nos parece como si casi todo el mundo estuviera malhumorado o enfadado, por ejemplo en horas punta en algún centro comercial, o sencillamente andando por las calles.

Es importante saber que los científicos han comprobado que la inmensa mayoría de nosotros, lo que queremos básicamente, es que nos quieran y querer a los demás, estar bien y que todos estemos bien. Eso, literalmente, nos encantaría.

Aunque a veces no nos demos cuenta, y vayamos persiguiendo un objetivo “secundario” o incluso “terciario”, en realidad lo que vamos buscando como fin global, es ser queridos, querer y estar bien y que todos estemos bien.

También habréis experimentado, casi con certeza, que a veces tenemos una especie como de miedo, de ser cariñosos con alguien, o ser amables, por si no nos corresponden, ya que si ocurre, nos sentimos dolidos y nos sentimos mal.

Así que a veces preferimos estar un poco “cerrados” y ser más cautos.  Sin embargo, eso será precisamente lo que otros percibirán en nosotros mismos.

Muy probablemente os habrá pasado alguna vez que al cruzarnos con alguien, por ejemplo, un vecino desconocido, que esa persona está seria al principio, pero si somos amables, esa persona se pone super amable, porque en realidad, como nosotros mismos, está deseando estar bien con todos y ser amable y sentir esa sensación de amor en lugar de estar más cerrado.

Esta sencilla reflexión sobre cómo somos los seres humanos, y lo que en realidad queremos, propone que recordemos este hecho básico, que aunque a veces parezca lo contrario, eso es lo que casi todos buscamos casi todo el tiempo: que nos quieran y querer a los demás, estar bien y que todos estemos bien.

Así que hay una solución sencilla para esos posibles miedos, esas formas de estar un poco más cerrado de lo que queremos:

Decidir ser amables, y que no nos afecte, que no nos sintamos mal si la otra persona que nos cruzamos o con la que coincidimos momentáneamente, está en ese momento más cerrada, o en una parte del ritmo o de la onda más baja. Solo con decidir que no nos sentiremos mal si no somos correspondidos a nuestra amabilidad, nos permitirá, de entrada, sentir nosotros esa amabilidad en lugar de estar más serios o cerrados.

Eso ya es un logro importante, es decir, en lugar de saludar más secamente por si acaso, ser más amables de corazón, nos permite sentir más amor y sentirnos mejor.

Y eso se extiende en realidad a cada encuentro que tengamos cada día, ya que a algunas otras personas solo las veremos de vez en cuando, pero con nosotros estamos siempre.

Y además, probablemente esa persona con la que coincidimos o nos cruzamos, también tendrá más posibilidades de sentirse mejor.

Como en otros aspectos de nuestras vidas, si lo recordamos y repetimos varios días, las suficientes veces, adquiriremos un nuevo hábito, y ya será automático y nos saldrá solo, sin esforzarnos ni tener que recordarlo. Seremos más amables en cada encuentro y nos sentiremos mejor, y casi sin posibilidades de sentirnos mal si la otra persona está en un momento bajo y es seco o incluso desagradable.

Os invitamos ahora que empieza una nueva temporada, a recordarlo, experimentar y ver qué sucede, a repetirlo unos días o unas semanas y adquirir este hábito para sentir más amabilidad y ayudar a  que otras personas se sientan mejor.